
¿Cuántas veces no hemos empezado a desarrollar una idea musical (aunque se podría trasladar el concepto a otros campos de la vida) y no hemos sido capaces de llevarla a cabo hasta el final porque nos hemos perdido dentro del propio proceso de desarrollo? Esto puede suceder bien por razones puramente técnicas, como por ejemplo al ajustar volúmenes entre familias de instrumentos a la hora de mezclar los elementos de un tema, o bien por motivos relacionados con la propia organización del proceso de creación, edición, mezcla… Vamos a ver de qué forma podemos facilitarnos estas tareas de organización, para enfocar toda nuestra energía en la parte puramente creativa
Lo primero en lo que podríamos pensar es en la organización visual, que nos permita movernos por proyectos compuestos por bastantes pistas con cierta rapidez y facilidad. Una opción que nos da la mayoría de programas dedicados a la edición, secuenciación, o al trabajo con audio en general es la de asignar un color a cada una de las pistas (cabecera de la pista, pasajes de audio, midi,…), y si, además, organizas el orden de las pistas en el proyecto por familias (percusiones, guitarras, voces, sintes, pianos, metales….) ahorrarás mucho tiempo durante todas las etapas de la producción del proyecto. La mayoría de software suele incluir también alguna función para agrupar o “linkar” algunas de las funciones de varios canales como, por ejemplo, el volumen, paneo, opción solo o grabación…, de forma que cuando modifiques algún valor en una de las pistas agrupadas automáticamente se modificará en todas ellas.
Existe otra forma de agrupar canales, pero esta vez no sus configuraciones u opciones, sino la señal que transcurre por ellos. Se trata de utilizar los canales auxiliares o buses. De esta forma podremos asignar a un canal auxiliar la salida de varios canales, como, por ejemplo, todos los sonidos de batería. Así, si notamos que los elementos de la batería están equilibrados entre sí, pero que en el conjunto de la mezcla la batería tiene demasiado volumen, con un solo fader podremos regular toda la batería, y no tendremos que ir pista a pista modificando su volumen. Podemos rutear la señal de un bus a un nuevo bus. Por ejemplo, si estamos trabajando en un proyecto con voces, podemos agrupar los coros en un bus y mandar la salida de este bus a otro bus donde también estén las voces principales, para poder tener el control de la familia al completo de voces o de sus elementos por separado.
Por último me gustaría hacer referencia a el método, como organización interna a la hora de atravesar las distintas etapas de la producción de un tema. Muy en relación con lo que comentamos en la entrada Hacer las cosas fáciles. No pierdas el tiempo, podríamos compararlo con la construcción de una casa o un edificio. No podemos instalar, por ejemplo, un grifo o una lampara, si ni siquiera hemos creado los tabiques de las paredes. Si, en cualquier caso conseguimos hacerlos funcionar, seguro que posteriormente tendremos que retirarlos para volverlos a instalar ya correctamente una vez levantadas las paredes, revestidas o con azulejos, etc… Lo mismo sucede con la creación de un tema. Por ejemplo, probablemente de poco sirva querer ecualizar, tratar las dinámicas y aplicar los efectos directamente a cada sonido según lo vamos creando, pues si procesamos el primero que hemos creado para que suene bien “solo”, posteriormente tendremos que ir retocándolo constantemente para poder ubicar el resto de elementos que queramos añadir.
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